Las Cáritas diocesanas de Lleida, Urgell y Solsona advierten que se mantiene la cronificación de la pobreza y la exclusión social ya anunciada el año pasado, a raíz de los datos de sus memorias de 2019.

 

Las tres Cáritas Diocesanas de Lleida presentaron el miércoles 10 de junio en rueda de prensa sus memorias coincidiendo con la festividad del Corpus, día de la Caridad, que este domingo celebra la Iglesia.



En la presentación se agradeció la tarea de los trabajadores de las tres Cáritas diocesanas, de los voluntarios de las tres entidades y de las Cáritas parroquiales que trabajan por los más vulnerables, especialmente en estos tiempos de pandemia.

Las tres Cáritas Diocesanas de la provincia atendieron en el año 2019 a 9.076 personas y de su tarea se beneficiaron aproximadamente 20.000 personas. Hay que destacar que se trata de una cifra similar a las del año anterior y esto preocupa porque es una muestra de la inexistencia de igualdad de oportunidades para todo el mundo, hay un número importante de personas que quedan al margen de la sociedad.

 

La tipología de las familias atendidas son en un 60% familias con hijos a cargo, lo que implica más vulnerabilidad en el perfil de atención. En el año 2019 las tres entidades destinaron 526.471 euros a ayudas económicas directas. Este más de medio millón de euros se ha destinado prioritariamente a la cobertura de las necesidades básicas beneficiando a 7.158 personas.

 

Precisamente, por este motivo las tres Cáritas Diocesanas consideran que "la precariedad se consolida y la crisis provocada por la pandemia de Covid-19 no mejorará la situación". Un tercio de las personas que se han atendido requieren de nosotros un acompañamiento, las personas tienen un sentimiento de soledad, angustia y el espaldarazo social o familiar de su alrededor no es capaz de atender sus demandas porque esta red está malograda o porque simplemente no puede. La falta de oportunidades para disfrutar de una vida digna, donde las necesidades más básicas estén suficientemente satisfechas, es el principal motivo por el cual se mantiene la cronicidad de las personas y familias que se han atendido.

 

Esta circunstancia lleva a la población más débil, como los niños, a la permanencia en esta situación a lo largo de su vida. La falta de una ocupación y de una vivienda digna siguen siendo las principales manifestaciones de las deficientes condiciones de vida en la que viven y que repercuten en otras dimensiones personales como la salud y la educación.

 

Ante una sociedad que en conjunto está desvinculada de esta realidad, nuestras entidades crecemos en las personas y en la solidaridad de la ciudadanía para revertir esta situación.