[28-01-25] LOS ARQUITECTOS, LAS GRUTAS Y LA PUERTA SANTA

 

LOS AUTORES DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO
La actual basílica fue encargada en 1506 por el papa Julio II, della Rovere, y fue iniciada por el gran arquitecto italiano de Urbino, Bramante (quien inicialmente la concibió con planta de cruz griega, es decir, con cuatro brazos de dimensiones iguales). Fue continuada por un conjunto de grandes artistas como Rafael, Antonio da Sangallo el Joven, Baldassarre Peruzzi, Miguel Ángel, Pirro Ligorio, Jacopo Vignola y, finalmente, Carlo Maderno. Este último, en 1608 y por orden del papa Pablo V, Borghese, alargó uno de los brazos de la basílica, dándole la forma actual de cruz latina, es decir, la forma de la cruz en la que fue crucificado Jesucristo. La obra fue concluida por el propio Maderno en 1626, ya durante el pontificado de Alejandro VII, Chigi. Anteriormente, fue conocida como la Basílica de Constantino, del siglo IV, también dedicada a San Pedro. Era bellísima, aunque fue impunemente destruida por Bramante, con el permiso del papa, para construir la actual. Eran otros tiempos, en los que se hacía y deshacía sin demasiado respeto y consideración por el legado patrimonial de la historia.

 

EL INTERIOR
De su riquísimo interior destaca la famosa Piedad de Miguel Ángel (1498, situada en la primera capilla entrando a mano derecha), que constituye un conjunto escultórico de mármol increíblemente refinado y bellísimo (la Virgen, madre, con un dolor extremo pero contenido, sostiene en sus brazos a su hijo Jesucristo muerto en la cruz). También destacan el ya citado Baldaquino (véase el número 6) y la Cátedra de San Pedro (en alusión a la Cathedra Petri, que en su origen fue el trono o cátedra de madera del primer papa de la cristiandad, San Pedro, y que sigue siendo el origen de la autoridad e infalibilidad del papa). Se encuentra al fondo de la basílica, en el presbiterio (lugar de las iglesias donde está el presbítero o sacerdote –prevere en catalán– que preside y celebra la misa o eucaristía). Es otro gran conjunto escultórico, en bronce, que representa a cuatro famosos "Padres" de la Iglesia (hombres sabios, santos y garantes de la riqueza doctrinal de la Iglesia): San Atanasio y San Juan Crisóstomo, padres de la Iglesia de Oriente, y San Ambrosio y San Agustín, padres de la Iglesia de Occidente. Es otra gran obra, extraordinaria e irrepetible, del mencionado Bernini.

 

LAS GRUTAS
Dentro de la basílica también se deben visitar las Grutas (una necrópolis o cementerio de papas), situadas en un lugar subterráneo, tres metros por debajo del nivel actual, donde se encuentran la mayoría de las tumbas de los papas, excepto la de San Juan Pablo II (canonizado el 27 de abril de 2014), que está arriba, en el templo, bastante al principio, en la segunda capilla entrando por la derecha (la de San Sebastián), debido a la gran afluencia de fieles que recibe diariamente.

 

LA PUERTA SANTA
El acceso a la Basílica de San Pedro desde el pórtico se realiza a través de cinco puertas. De izquierda a derecha son: la «Puerta de la Muerte», la «Puerta del Bien y del Mal», en el centro la «Puerta de Filarete» (Filarete fue un notable arquitecto y escultor del siglo XV que realizó esta puerta, donde hay una escena que representa a San Pedro entregando las llaves del cielo al papa Eugenio IV, Condulmer, quien encargó esta puerta), la «Puerta de los Sacramentos» y, finalmente, la carismática «Puerta Santa». Esta última es solemnemente abierta por el papa al inicio de cada Año Santo o Año Jubilar, que, como ya se ha dicho, es un tiempo de gracias espirituales especiales que la Iglesia concede a sus fieles y a todas las personas de buena voluntad cada 25 años, como ocurre en esta ocasión, 2025, o en ocasiones especiales.

Una «Puerta Santa» delimita el paso de un espacio profano (las tinieblas) a otro sagrado (la luz) donde reside el bien, la misericordia, la paz, la divinidad, y donde quedan perdonadas todas las faltas, limitaciones y pecados. Pero el peregrino no solo queda limpio de sus culpas al atravesar esta puerta, sino que también recibe una gracia especial que le impulsa, para siempre, a hacer el bien y a amar de verdad (es como una especie de complejo vitamínico que fortalece a todos los peregrinos para amar más y mejor). Para conseguirlo, solo es necesario cruzarla con un espíritu de verdadero arrepentimiento.

La «Puerta Santa» de la Basílica de San Pedro es una obra en bronce realizada por el escultor italiano Vico Consorti (1902-1979) en 1949, y fue donada por los católicos suizos al papa Pío XII, Pacelli. En ella se representan 16 relieves de la historia de la salvación. El primer Año Santo de la cristiandad fue convocado por el papa Bonifacio VIII, Gaetani, en 1300. El de 2025 será el segundo Jubileo ordinario presidido por el papa Francisco, tras el Jubileo extraordinario de 2015 dedicado a la “Misericordia”. Como nos ha señalado el papa Francisco, “atravesar la Puerta Santa es signo de una verdadera conversión de nuestro corazón”.

 

Ximo Company. Delegación de Patrimonio Artístico.

 

Foto: Carlo Maderno, fachada de la Basílica de San Pedro, terminada en 1626.