
[25-02-25] LA CAPILLA SIXTINA
LOS MUSEOS VATICANOS
Muy cerca de la Basílica de San Pedro se encuentran y deben visitarse durante el Año Santo los incomparables Museos Vaticanos, con las famosas Estancias de Rafael, la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, los policromados Apartamentos Borgia de Pinturicchio, o la rica Pinacoteca Vaticana, con la bellísima Transfiguración de Rafael, o el inacabado San Jerónimo de Leonardo da Vinci. Son, sin ninguna duda, verdaderas joyas del patrimonio artístico universal.
LA EXTRAORDINARIA CAPILLA SIXTINA
Pero lo más importante de esta parte del Vaticano, y lo que ningún peregrino que visite Roma debería perderse, es la Capilla Sixtina. No solo es una gran obra de arte. Es también una obra divina. Ahora bien, aunque en esta espléndida capilla hay pinturas extraordinarias (en las paredes, por ejemplo, encontramos frescos espectaculares de Botticelli, Perugino, Rosselli, Ghirlandaio, Signorelli o Pinturicchio, realizados en 1482; o el espectacular Juicio Final en la pared central, obra de Miguel Ángel entre 1537 y 1541), lo más significativo se encuentra en la bóveda, es decir, en el techo, obra también del “divino” Miguel Ángel, iniciada en 1508 y concluida en 1512. Es una de las obras fundamentales de la historia del arte universal.
DIOS Y MIGUEL ÁNGEL. MIGUEL ÁNGEL Y DIOS
Es posible que nadie se encuentre jamás, en una sola obra de arte, ante un triple coloquio visual tan vivo y profundo como el que se observa en el centro de la bóveda de esta famosísima Capilla Sixtina (llamada así porque su construcción fue encargada por el papa Sixto IV, della Rovere, en 1471). Las pinturas fueron encargadas por su sobrino, el papa Julio II, también de la familia della Rovere. Observemos, a continuación, cómo dialogan en esta gran obra Dios Padre y el artista Miguel Ángel.
EL DIÁLOGO ENTRE EL ARTISTA Y DIOS
El mencionado coloquio visual se produce, sobre todo, en la portentosa escena central de la Creación del primer hombre, Adán. Aquí, en este incomparable santuario de la teología del cuerpo humano, la temperatura creadora es altísima, grandiosa e insuperable. Se reúnen tres elementos básicos: primero, contamos con un artista extraordinario (Miguel Ángel, llamado el Divino), segundo, vemos el hecho en sí mismo, creativo, del arte, del primer hombre (creado por Dios, sí, pero aquí ayudado por un gran artista), y tercero, vemos cómo un hombre-artista, creado a imagen y semejanza de Dios, es capaz de representar (de "crear") a la misma divinidad (Dios Padre), una capacidad exclusivamente humana que también es bella y creadora por antonomasia. Es decir, Miguel Ángel puede "crear" porque es un hijo de Dios, y por eso hizo un milagro artístico y fue capaz de representar la mano ingrávida y apagada del primer hombre, junto con la mano viva y generadora de vida de Dios Padre. Un cruce de manos espectacular e irrepetible.
EL MILAGRO DE LAS DOS MANOS: UNA DIVINA, LA OTRA HUMANA
Se trata de un prodigio plástico (y teológico) incomparable. Especialmente, esto se observa, como hemos dicho, en la extraordinaria definición de la mano de Adán, en principio de barro, completamente inerte, muerta, sin vida, pero que será poderosamente vivificada por el fecundo aliento de un Dios que es Padre. Así es el hombre cerca de la mano de Dios; así actúa Dios con el hombre hecho de barro. Y, sobre todo, así lo vio, lo creó y lo representó Miguel Ángel Buonarroti. ¡Qué gran regalo para los ojos de toda la humanidad! ¡Qué gran descubrimiento! En el fondo, Miguel Ángel es un regalo de Dios para la humanidad.
EL MILAGRO DE LA VIDA
Así pues, y según este triple coloquio visual que suscita la Capilla Sixtina, comprobamos, nosotros, los hombres y mujeres del siglo XXI, que tenemos vida. Una vida plena y verdadera; una vida perdurable que nunca muere. Ahora bien, solo será así, “plena” y “verdadera”, si estamos bajo la protección de la “vigorosa mano de Dios”, si permanecemos bajo la sombra protectora de una divinidad que Miguel Ángel nos ha revelado como bella, benigna y protectora; si convivimos con la ternura interminable de un Dios que, antes que nada y por encima de todo, es Padre.
EL MILAGRO DE MICHELANGELO BUONARROTI
Este prodigio plástico es superior al resto de las escenas de la Capilla Sixtina. Es el punto álgido de este gran testamento pictórico que Miguel Ángel, con un estallido de sabiduría y generosidad impagable, nos ha legado a los humanos de todos los tiempos. De hecho, debería estar permitido tumbarse en el suelo, en el centro de la Capilla Sixtina, abrir los ojos de par en par y meditar en silencio todo lo que sucede en este soberbio espectáculo humano, divino y estético.
Una obra maestra incomparable del arte universal; un verdadero milagro pictórico: el hombre, creado por un artista, Miguel Ángel, en principio de barro, se hace carne y cobra vida por la fecunda participación e intervención divina. ¡Grandioso! Como leemos en la Biblia: “Entonces Dios dijo: Hagamos al hombre. Será semejante a nosotros, y tendrá poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes...” (Génesis 1, 26).
Ximo Company. Delegació de Patrimoni Artístic
Foto: Miguel Ángel, Capilla Sixtina, detalle de la creación del hombre, pintura al fresco, 1508-1512.