Josep Maria Carbonell, decano de la Facultad de Comunicación de la Universitat Ramon Llull, impartió el pasado jueves 11 de noviembre la conferencia 'Luces y sombras de nuestro mundo' en el marco del ciclo sobre La fraternidad que este año lleva a cabo el IREL.

 

Carbonell empezó explicando "las luces de nuestro mundo". Destacó que la pobreza absoluta se ha reducido sensiblemente en los últimos siglos. El 1820 sólo una élite no era pobre, en 1950 tres cuartas partes del mundo vivían en pobreza extrema y hoy solo el 10% de la población mundial es pobre.

 

El ponente incidió en que "las desigualdades cada día son más grandes" pero a pesar de esto la redistribución de la riqueza es mucho mejor que hace cincuenta años".

 

Carbonell explicó que hemos pasado de un mundo bipolar a un mundo multipolar. "Hoy hay tres ponencias: Estados Unidos, Rusia y China". "El poder se puede distribuir de forma que no está controlado por una suela fuerza". Carbonell destacó que "este mundo con varios polos de poder está llamado a entenderse". En el ámbito de las luces, incluyó los adelantos tecnológicos. "¿Cómo habría sido la pandemia sin internet?", se preguntó. En la misma línea, añadió que "estamos en un mundo con mayor transparencia y libertad".

 

Ya en el ámbito de las amenazas políticas Carbonell recordó que "todavía hay zonas en conflicto como Pakistán e India, Ucrania y el conflicto entre Etiopía y Sudán". El ponente destacó que "no hay conflictos bélicos, pero sí que hay violencia". En este sentido lamentó el incremento de la violencia en los Estados Unidos y últimamente en Francia. Destacó que "hay una correlación entre desigualdad y violencia".

 

Entre otras amenazas Carbonell destacó el cambio climático, la carencia de asistencia médica a África y el difícil acceso tanto a la educación, como al agua potable. El ponente incidió en "la crisis de gobernanzas". Consideró que "no podemos aplicar el modelo liberal europeo a países que no han vivido nuestro proceso, y como ejemplo tenemos las primaveras árabes". Recordó que "el mundo decanta la nueva centralidad hacia Asia". En este contexto se preguntó que "¿quién soy yo para decir a China que tiene que aplicar la división de poderes de Montesquieu?".

 

Destacó que para gobernar los 1.300 millones de chinos tienen una ventaja, "el 94% son de la misma etnia". Precisamente la situación contraria de India con multitud de etnias. En la misma línea destacó que "India es la gran democracia del mundo, con ciertos estándares, gracias a la huella del Imperio británico".

 

"Cuando hablamos de las crisis de las gobernanzas nos referimos a persistir en nuestros valores democráticos y no caer ni en los populismos ni los autoritarismos que ahora están tan de moda".
Carbonell recalcó que "si ahora hubiera elecciones en Francia sólo el 25% de los franceses votarían a partidos ecologistas, socialistas y la extrema izquierda, porque la izquierda ha entrado en la agenda anglosajona que defiende grupos particulares de interés y se ha desconectado del pueblo".

 

"En Europa tenemos que profundizar en la democracia, no dejarnos vencer por los populismos autoritarios y los otros países que hagan su camino mirando de respetar cada día más los derechos humanos. Y que lo hagan “sin recibir cada semana lecciones de Biden o de Johnson".

 

Josep Maria Carbonell puso nombre a las amenazas éticas y culturales derivadas del capitalismo y de la modernidad del siglo XX como el nihilismo o el relativismo. En este sentido lamentó "el proceso de individualización y desarraigo". Añadió que cada cual "se puede hacer independientemente de la familia", y a su vez "el proceso de desarraigo hace muy difícil hacer comunidad".

 

El ponente lamentó "la emergencia de un relativismo ético y religioso".

 

"Ha llegado un momento en que la ética ya no se discierne desde la condición y conciencia humana sino desde el algoritmo", dijo. "La ausencia de afirmaciones de verdad hace que estemos en un proceso de relativismo en qué todo lo dejamos al algoritmo o a la precariedad de la opinión individual"."Hay que tener el coraje, siempre desde el respeto y el diálogo, de marcar nuevos horizontes de verdad para marcar un camino de futuro".

 

La tercera amenaza Carbonell la definió como "el proceso de transformación de los procesos de mediación y de institucionalización". Carbonell lamentó que "ni los partidos políticos, ni las escuelas ni las iglesias son ahora espacios de transmisiones de valores. Los únicos espacios de transmisión de valores son los medios de comunicación".

 

Para acabar Carbonell estableció puntos de esperanza. "Tenemos que cambiar la cultura para, en vez de competir, cooperar", dijo. Añadió que el Occidente rico se tiene que sacrificar porque "representa el 10% de la población, el 25% del PIB y el 75% del gasto social mundial". Apostó por "reconducir estas cifras por un factor de fraternidad". Recalcó la necesidad urgente de nuevas estructuras de gobernanza y lamentó la carencia de liderazgos éticos, con la excepción del Papa Francisco. Para cerrar dijo que "la fraternidad empieza, con los más próximos, con los que estimamos, ahora y aquí cada día, intentando ser coherentes".