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Cerca de vosotros (Obispo Salvador)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Vie, 11/26/2021
Queridos diocesanos:
 
Los seres humanos solemos fundar nuestra existencia en unas verdades permanentes; no están sujetas a los cambios de época o a las distintas sensibilidades de generaciones. Además, nos dan seguridad y fortalecen nuestra actitud ante los acontecimientos, ya sean negativos como la pandemia sufrida o, por el contrario, positivos como la felicidad familiar o las fiestas populares. La fe en Jesucristo es uno de los fundamentos vitales en los que desarrollan su ser y su quehacer millones de cristianos. Esta es una verdad permanente, inmutable, que se encarna en una persona cuyo nacimiento celebramos en la fiesta de la Navidad. El tiempo del Adviento nos ayuda a preparar este acontecimiento que, a pesar de todo, la Iglesia lo vivirá con mucha alegría y con la esperanza puesta en la salvación anunciada.
 
También es cierto que las circunstancias externas condicionan de algún modo nuestras reacciones y nuestras propias responsabilidades. El ser humano, frágil y poderoso al mismo tiempo, procura no sucumbir ante las tempestades e inclemencias naturales y aprovechar como oportunidades beneficiosas todo aquello que la historia nos depara. Más que optimistas los cristianos somos personas llenas de esperanza que confían en las potencialidades de la persona para sobreponerse y ayudar a los demás.
 
Esta breve introducción viene al caso porque me gustaría unir la preparación ante el nacimiento de Jesús con la participación responsable de todos en el Sínodo convocadopor el Papa. Una verdad permanente que celebramos cada año con una circunstancia que, por su propia naturaleza, resultará propicia y, al mismo tiempo, efímera.
Mi invitación primera es a vivir con renovada intensidad y auténtica alegría la Navidad y su preparación para que la presencia de Dios en la historia humana posibilite a la Iglesia, y a cada uno de los católicos, una mejor dedicación y servicio a la sociedad en la que está inmersa. 
 
Mi segunda invitación se centra en la petición de participar en la consulta eclesial que se está produciendo en estos momentos en nuestras comunidades. El Sínodo de Obispos, convocado para el año 2023, ha generado una dinámica novedosa para hablar y para escuchar. La voz de todos es importante en nuestra Iglesia, incluso nos interesa conocer la de aquellos que no sienten ninguna vinculación eclesial o que, muy de tarde en tarde, acuden a recibir algún sacramento o asisten a algún funeral. La opinión de todos hará mejorar el comportamiento de los vinculados, a la transparencia de nuestras relaciones eclesiales y a la libertad de nuestras convicciones.
 
Y todo ello es posible gracias a la asistencia del Espíritu Santo que conduce la Iglesia a lo largo de los siglos y que pudo preparar a un pueblo, a un pequeño resto de ese mismo pueblo, a una mujer que se puso incondicionalmente a su servicio para que naciera el Redentor. El papa Francisco comentaba en una de sus reflexiones que este proceso sinodal no puede convertirse en una lucha de mayorías y minorías utilizando las estrategias y maniobras de la sociedad civil para conseguir el poder en un determinado momento. En ocasiones hemos participado de un similar proceder que tenemos que purificar. Nosotros hablaremos y escucharemos y en esa dinámica nos sentiremos acompañados por la acción del Espíritu evitando falsas expectativas que se derivan de aplicar fáciles soluciones a problemáticas complejas. Nosotros también nos prepararemos en este tiempo de Adviento para vivir con inmensa alegría la fiesta de la Navidad.
 
Con mi bendición y afecto.
 
+Salvador Giménez, obispo de Lleida.