El santuario de San Antonio de Padua de los franciscanos, conocidos popularmente como “el frarets”, celebró el sábado 13 de junio la fiesta de su patrón San Antonio de Padua. La fiesta de este año ha estado, pero, marcada aún por las medidas restrictivas de la Fase 2 de la llamada desescalada del confinamiento, de la cual Lleida todavía no ha salido.

 

Pese a ello, la visita de numerosos devotos y fieles al santuario de la calle Vila Antònia, fue una constante durante toda la jornada, que se inició a las ocho de la mañana con la celebración de la primera Misa y acabó a las 7 de la tarde, con la Eucaristía solemne celebrada por el guardián del convento de los franciscanos de Lleida, el P. Joaquim Recasens y concelebrada por el P. Francesc Vilà.

 

Los fieles que acudieron a la celebración lo hicieron respetando las restricciones de aforo, ocupando los bancos del santuario manteniendo las distancias y con la mascarilla puesta durante la celebración, además de utilizar el gel desinfectante del Coronavirus, que se había colocado en la puerta de entrada.

 

En su homilía el P. Recasens calificó la fiesta como “distinta y extraña” debido a la pandemia, recordando a las personas que en años anteriores acudían a la celebración: “...y ahora por miedo, principalmente los más mayores no han venido o porque ya no están, hoy no están aquí con nosotros celebrando y festejando el santo más popular de toda la cristiandad”. 

 

Recasens hizo mención a que este año la fiesta se celebraba en la vigilia del Corpus, refiriéndose así a una de las  pinturas murales que decoran el camarín de San  Antonio, obra del recordado pintor leridano Victor Pèrez Pallarés, en la que el artista reprodujo el popular milagro de San Antonio, cuando hizo que un burro que llevaba un campesino adorase la Custodia al paso de la procesión del Corpus: “San Antonio fue un fraile franciscano enamorado de la Eucaristía, enamorado de Jesús, al que nosotros seguimos como franciscanos”.

 

Al final de la celebración y como es costumbre, el guardián de los “frarets” bendijo los panecillos de San Antonio, que los fieles pasaron a recoger después de recibir la bendición con la reliquia del Santo, ante la imposibilidad de besarla cómo se hacía todos los años debido a la pandemia.

 

El P. Recasens explicó satisfecho que pese a la pandemia se ha celebrado la fiesta de San Antonio como siempre y como siempre también se han distribuido los panecillos del santo:“Este año y debido a la situación tan extraordinaria que estamos viviendo, encargamos solo 600 panecillos. Pensamos que la asistencia de fieles sería menor y, a la vez, pensamos que no era oportuno ponerlos a disposición de la gente durante toda la jornada como era costumbre. Estamos contentos por que los panecillos han llegado a todo el mundo y también a las personas enfermas, impedidas y ancianos”.