A principio de año, el obispo de Lleida, Salvador Giménez, mostró la necesidad de impulsar de nuevo el Servicio Diocesano del Catecumenado. Con esta idea, el señor obispo, nombró a su director, al sacerdote Xavier Navarro, que, a su vez, conformó un grupo que lo ayudara a llevar a cabo esta tarea. La misión del Servicio Diocesano del Catecumenado, básicamente consiste en impulsar, coordinar y apoyar a las parroquias que hasta ahora habían llevado el catecumenado de forma autónoma.

 

Hoy, el catecumenado lo forman un grupo de catecúmenos que experimentan un llamamiento creciente para conocer a Jesús y a su Iglesia y que quieren incorporarse a la comunidad de creyentes. Para poder llevar a cabo esta tarea han de seguir el camino establecido por el Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos, en el que se pueden encontrar los criterios pastorales, evangelizadores y de crecimiento cristiano que se tienen que menester. El hecho de que sea un camino progresivo ayuda a que los catecúmenos se vayan concienciando de cómo tienen que vivir la vida cristiana. Pide de un tiempo de maduración.

 

El Servicio Diocesano del Catecumenado ha elaborado un programa al servicio de todos los catecúmenos de la diócesis. Además de la catequesis que ya realizan a cada una de las parroquias, se ha planificado una serie de actos con el fin de que los catecúmenos se conozcan, se coordinen y el obispo de Lleida pueda conocerlos durante el tiempo de su preparación.

 

Como primer acto conjunto programó, durante el tiempo de Adviento, el primer Encuentro el día 19 de diciembre de 2020 en la Academia Mariana, en el que asistieron los miembros del Catecumenado, las catequistas responsables de cada parroquia, y la mayoría de los catecúmenos. El encuentro estuvo presidido por el señor obispo, Salvador Giménez. Para empezar tuvo lugar la presentación de los grupos parroquiales formados por la Unidad Pastoral Hermanada de Pilar-Magdalena, las parroquias de Carme, de Pardinyes y de Àger y el Santuario de Sant Antoni de Padua de Franciscanos.

 

La celebración empezó con el agradecimiento a los catecúmenos por la asistencia al acto en unos momentos de dificultades para todos. A continuación se hizo la lectura de un Salmo (Sl 103) y del Evangelio de Joan (Jn 14, 1-14), prosiguiendo con una emotiva y clarificadora charla del señor obispo, donde fue desgranando de forma muy didáctica los puntos principales que tenemos que mantener todos los que creemos en Jesús. En primer lugar manifestó su alegría por este acto. De su parlamento podemos subrayar: La lectura parcial de la carta a Diogneto, del siglo II, en la que ya se expresaba los puntos esenciales del buen cristiano.

 

 Seguidamente hizo énfasis en el Catecismo de la Iglesia Católica, exhortándonos a todos nosotros a mantenerlo presente e indicándonos seis de sus puntos más esenciales:

 

1. Escuchar la Palabra de Dios (y la enseñanza de los catequistas, de los padres, de los predicadores, etc.);

2. Celebrar la Liturgia (y la importancia de los sacramentos);

3. Mantener una coherencia de vida de acuerdo con el Evangelio (comportamiento ético);

 4. La plegaria como acto esencial de la vida del cristiano;

5. Formar parte de una comunidad cristiana;

y 6. Testimoniar la fe en Jesucrist. La celebración continuó con unas plegarias adecuadas al acto y un canto final dedicado a la Virgen María: “Ave Maria” (Kairoi).

 

Hay que destacar el ambiente acogedor y fraternal que se vivió entre todos los asistentes, con la satisfacción de haber empezado un programa en el que de forma progresiva, todos los catecúmenos puedan sentirse parte de la comunidad cristiana y donde tengan la oportunidad de expresar su fe en el Cristo Resucitado.