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Cerca de vosotros (Obispo Salvador)
Autoria
Producció
Fecha publicación: 
Dom, 10/06/2019
El pasado 19 de septiembre vivimos unos momentos emocionantes en la catedral. Todos los que tienen alguna responsabilidad eclesial y otros muchos cristianos nos reunimos para escuchar la Palabra de Dios, para orar, para pedir ayuda al Señor para este nuevo curso y para recibir el encargo de nuestro trabajo en la Iglesia de parte del pastor de la diócesis.
 
 
Llamamos Fiesta del Envío a esta celebración. Queremos recordar y actualizar que nuestras palabras y nuestras acciones se fundamentan en Jesucristo y las desarrollamos en la Iglesia como una oportunidad de crecimiento personal, de servicio a la comunidad y presentación de una oferta de sentido a la sociedad que nos rodea. No es una tarea sujeta al arbitrio de cada uno, amparado en el gusto, el interés personal o las conveniencias del momento. Es, ante todo, una exigencia de nuestra fe para realizar aquello que la propia Iglesia está llamada a cumplir siguiendo el mandato de Jesús, quien encargó en primer lugar a los Apóstoles que anunciasen la salvación que Él había traido. Así lo hicieron dispersándose por todas las regiones para anunciar con alegría y con coraje la pertenencia al Reino. Al mismo tiempo que se constituía la Iglesia se guardaba como un gran tesoro las palabras y los hechos del Señor. En las primeras cartas de los apóstoles ya se resume cuál es la tradición que debemos celebrar y anunciar.
 
 
Era grande el gozo de catequistas, animadores de comunidad, responsables y miembros de los movimientos apostólicos, profesores y directivos de centros de enseñanza, voluntarios y responsables de Cáritas junto a los miembros de la Vida Consagrada, diáconos y presbíteros…recibiendo del obispo la misión de hacer fecunda la vida de la Iglesia diocesana. Todos ellos pedían con insistencia la ayuda del Espíritu Santo para llevar a cabo la tarea encomendada. No son fáciles ni cómodos los momentos actuales para el desarrollo de la vida cristiana. Seguramente no lo han sido nunca. Pero quienes vivimos ahora nos abruma el peso de la misión y los exiguos resultados obtenidos. Como si esto que llevamos en las vasijas de barro no hubiera recibido la fuerza de lo alto. Además de la alegría en la celebración, se percibía una mayor confianza y una profunda sensación de responsabilidad por el encargo recibido. Es ésta una cuestión de todos, sin excluir a nadie. ¡No nos cansemos nunca de vivir y predicar!
 
 
La responsabilidad compartida es esencial en nuestra Iglesia. Cada miembro tiene una función, aporta sus cualidades, su experiencia eclesial para participar de la autenticidad evangélica de nuestra diócesis, que peregrina aquí y ahora con el concurso de todos. Por ello en este mismo acto se distribuyó una Guía para posibilitar aportaciones, sugerencias y acentos en la elaboración de un nuevo Plan Pastoral. Es un folleto sencillo que invita a todos a la reflexión y a la implicación personal y comunitaria. La mencionada Guía ha sido fruto del trabajo que han realizado durante los últimos meses los Consejos del Presbiterio y de Pastoral. Ahora se pone en manos de todos para que entre todos podamos responder mejor a los retos que plantea el mundo. Caben todas las sensibilidades, todos los compromisos, todos los proyectos fijando siempre la mirada en la unidad del rebaño del único pastor que es Cristo.
 
 
Con mi bendición y afecto.
 
 
+Salvador Giménez, obispo de Lleida