La ignorancia, los resentimientos históricos y el hermetismo o recelo a los cambios son las trabas a vencer para conseguir un modelo de convivencia donde la diversidad religiosa tenga cabida, según señaló el filósofo y teólogo Francesc Torralba en Lleida el pasado miércoles, 17 de diciembre.

La diversidad religiosa y el derecho a la información han sido los temas centrales sobre la conferencia que Francesc Torralba, presidente del Consejo Asesor para la Diversidad Religiosa de la Generalitat, y de la periodista del Diario de Girona Laura Farolas ofrecieron en la sala Jaume Magre de la capital del Segrià.

Torralba empezó dibujando la fragmentación social que había originado las religiones en los últimos decenios. “Se ha pasado de una casi uniformidad religiosa a un considerable número de confesiones, que crecen, arraigan y reivindican una presencia y un espacio físico en nuestras comunidades”, según el filósofo.

Este fenómeno y la conflictividad que ha ocasionado da pie a Torralba para teorizar cómo hay que plantearse la diversidad religiosa, si cómo un valor o cómo un problema. Para el teólogo hay que dar respuesta, pues se corre el peligro de generar guetos.

El doctor Torralba llegaba a la conclusión de que toda diversidad es un valor. Y lo hacía analizando cuatro modelos diferentes que se pueden dar, cuando lo tomamos como un problema.

 El teólogo hablaba primero del modelo multireligioso, que se da en aquellos lugares donde las diferentes confesiones son mundos cerrados, no interaccionan, y cuando lo hacen se cortocircuitan. A continuación, analizaba el modelo teocrático, donde el Estado adopta una religión como oficial, tolerando sólo la existencia de las demás; el modelo laicista (no confundir con el laico), aquel que considera a la religión como un cáncer que hay que extirpar, y el modelo asimilacionista, que menosprecia a las religiones minoritarias y no las respeta, provocando su desintegración.

Todo esto hacía que Torralba considerara el modelo interreligioso como el ideal, en el cual la interrelación de las diferentes confesiones y el encuentro de nexos en común, permitirían mejorar el mundo. Para para llegar hasta aquí, había que superar una serie de tópicos que impiden hacer de la diversidad un valor. La ignorancia, que nos lleva a menospreciar todo lo novedoso; los resentimientos históricos, provocados por el pasado, y el hermetismo a abrirnos, por miedo a lo desconocido, son las principales trabas para conseguir una convivencia interreligiosa llena y positiva.

Por su parte, la periodista Laura Farolas analizó el tratamiento informativo de la religión en los medios de comunicación, las directrices del Código Deontológico y la guía para abordar la diversidad cultural del Col•legi de Periodistes de Catalunya, además de las recomendaciones del Consejo Audiovisual de Catalunya sobre el trato a la inmigración.

El acto contó con la asistencia del delegado territorial de Governació, Jordi Curcó; la concejal del Ayuntamiento de Lleida, Rosa Ball, y el presidente del Colegio de Periodistas en la demarcación de Lleida, Rafa Gimena.