Mn. Gerardo Soler, en su escrito semanal, nos sigue hablando de la Teología de la Liturgia de las Horas.

Podéis encontrar el texto a continuación y en el documento adjunto.

DOMINGO IV DE ADVIENTO (B)

(Domingo de la Anunciación a María)

TEOLOGIA DE LA LITURGIA DE LAS HORAS  (2)

a) La oración en el pueblo judío

          "Jesús nació en un pueblo que sabía orar" (J.Jeremías). Esta afirmación nos lleva a descubrir cómo era la oración de ese pueblo donde nació y creció Jesús. Podemos contemplarlo, cada día, con sus padres, haciendo las plegarias y oraciones de los judíos piadosos (A.Aron, Les annés obscures de Jésus, Paris 1966; Ainsi priait Jésus enfant, Paris 1968). Y como nos muestra el Evangelio (Lc 2,21.22-24.27.41.51-52).

          En la Mishná, código rabínico compilado hacia el año 200 de la era cristiana, encontramos unas bendiciones (berakhot). En el Berakhot IV, encontramos tres momentos de plegaria: la mañana, al nacer el día, el mediodía y la tarde. Dos de estas horas corresponden a las horas en que se ofrecían en el templo los sacrificios perpetuos (Num 28,2-8). El pueblo, al amanecer, desde el lugar donde se encontraba, se unía al sacrificio que los sacerdotes ofrecían en el templo.

          En el Salmo 55 encontramos estos tres momentos de oración:

          "Pero yo invoco a Dios, y el Señor me salva: por la tarde, en la mañana, al mediodía, me quejo gimiendo" (v.17-18).

          En el libro de Daniel vemos al joven que en contra de la prohibición reza tres veces al día: "Ante esto, el rey Darío firmó el edicto de prohibición. Al saber que había sido firmado el edicto, Daniel entró en su casa. Las ventanas de su cuarto superior estaban orientadas hacia Jerusalén y tres veces al día se ponía él de rodillas, para orar y dar gracias a su Dios; así lo había hecho siempre" (v.10-11).

          El Shemá era la oración de levantarse y acostarse, matutina y vespertina: "Escucha, Israel. Yahveh nuestro Dios es el único Yahveh. Amarás a Yahveh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Queden en tu corazón estas palabras que yo te he dicho hoy. Se las repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado; las atarás a tu mano como una señal y serán como una insignia entre tus ojos; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas" (Dt 6,4-9). 

          La Thephillah es la oración del mediodía, y pertenecía al culto de la sinagoga:

          "1. Bendito seas, Yahveh, Dios nuestro y Dios de nuestros Padres, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob; Dios grande, héroe y terrible, Dios altísimo, creador del cielo y de la tierra, escudo nuestro y escudo de nuestros padres, nuestra esperanza de toda generación en generación. Bendito seas, Yahveh, escudo de Abraham.

          2. Tú eres héroe que abates a los que están elevados, fuerte y juez de los opresores, que vives por los siglos; resucitas a los muertos, traes el viento y haces descender el rocío, conservas la vida y vivificas a los muertos; en el abrir y cerrar de ojos haces germinar para nosotros la salud. Bendito seas, Yahveh, que vivificas a los muertos.

          3. Tú eres santo, y tu nombre es terrible, y no hay Dios fuera de ti. Bendito seas, Yahveh, Dios santo.

          4. Concédenos, Padre nuestro, una ciencia emanada de Ti y la inteligencia y comprensión que emana de tu ley. Bendito seas, Yahveh, que concedes la ciencia.

          5. Vuélvenos, Yahveh, a ti y volveremos; restaura nuestros días como antaño. Bendito seas, Yahveh, que te complaces en la penitencia"

          Y así hasta 18. La liturgia judía comprendía muchas fórmulas de plegaria, de bendición, de acción de gracias, de súplica; y en Jesús encontramos algunas de estas plegarias.

Mn. Gerardo Soler

Liturgia de las Horas, 21-12-14