El obispo Guillem Bernat, también Bernáldez, fue canónigo y arcediano de la Ribagorza. Como obispo electo asistió al Concilio de Tarragona, de 1283, convocado por el arzobispo tarraconense Bernat d’0livella.
Era párroco de Benabarre cuando fue elegido obispo de Lleida, el año 1282. Asistió a un concilio de la Tarraconense en 1283 y allí dictó unas constituciones para el Cabildo; se inició la constitución de los hebdomadarios, siete canónigos obligados, por tanda sucesiva a la celebración de la misa conventual, por semanas. Era obligatorio que fueran presbíteros, el decano, el sacerdote de la parroquia de San Pedro, y el capellán del Conde. El año 1284 consagró los altares de Santa Ana y al año siguiente hizo lo mismo con los de San Vicente, en la catedral. Durante su pontificado fueron trasladados al templo catedralicio los restos mortales de Pere de Ravidats y Gombau de Camporrells.
En Lleida se acostumbraba a usar un cierto toque de campana, que consistía en que al atardecer, cuando sonaba la campana llamada “el seny del lladre” (“la sensatez del ladrón”), ningún vecino de Lleida podía ir por la calle sin llevar una luz encendida, que le identificara. No llevar la luz encendida en la mano suponía un castigo pecuniario de 5 ”sueldos”, o 5 azotes que se recibirían en la plaza.
Eran los años en los que el rey Pere III otorgaba diversos privilegios a la ciudad de Lleida:
- confirmaba las costumbres y los usos, escritos y no escritos, de la ciudad de Lleida,
- el bobage y otros tributos reales, quedaban como franquicias,
- en Lleida se podría vender, libremente, sal y corderos,
- los vecinos de Lleida podrían exportar trigo sin pagar impuestos, siempre que el rey los exportara fuera de Catalunya,
- les causas y litigios entre los vecinos de Lleida se tratarían según las “Consuetudines” leridanas,
- los pobres encarcelados no pagarían pensión.
- la misión de los funcionarios reales consistía en no implantar novedades, sino en guardar la costumbre. Existían, entonces, la Iglesia y la Paeria.
Se ignora la fecha de su defunción.
Mn. Ramiro Viola González