Acompañan el camino de una joven en un bosque que se pierde y necesita orientarse. Mira a su alrededor, se para, se libera de los pesos innecesarios y empieza a andar nuevamente usando una brújula y un mapa. Se para otra vez, abre el evangelio, llega a una gruta donde hay una estatua de María: la oración, en el silencio y en la escucha, le indica el camino correcto.

 

La oración del papa León para pedir al Espíritu Santo guía y discernimiento en el camino se concluye con una súplica de inspiración agustiniana: “Concédeme conocer mejor qué es lo que me mueve, para rechazar aquello que me aleja de Cristo, y así quererlo más y servirlo.”

 

Una nota de la Red Mundial de Oración destaca que el arte del discernimiento es hoy más necesario que nunca a causa de la velocidad de los cambios, la gran cantidad de información, la realidad creada por la inteligencia artificial o la complejidad de los retos globales.

 

Cómo comenta el obispo de Brooklyn, Mons. Robert J. Brennan, “en medio de las prisas de la vida cotidiana, tenemos que aprender a hacer una pausa y crear momentos sagrados para la oración”. Y añade: “En estos espacios silenciosos de escucha atenta es donde descubrimos qué caminos importan de verdad y encontramos el discernimiento para escoger lo que conduce verdaderamente en la alegría que solo viene de Dios.”