El santuario de San Antonio de Padua, que cerró sus puertas el pasado mes de agosto por la marcha de Lleida de la comunidad de frailes franciscanos, ha vuelto a acoger una Eucaristía esta tarde para celebrar, precisamente, la festividad de san Antonio. El templo de la calle Vila Antònia se ha llenado para la ocasión demostrándose, una vez más, el afecto de la ciudad por un orden religioso que había estado presente en Lleida desde hace 800 años. La apertura de la iglesia hoy ha sido una circunstancia puntual y volverá estar cerrada al culto durante el futuro inmediato.

La misa, presidida por el joven franciscano capuchino padre Arún, fue concelebrada por los sacerdotes de la parroquia del Carmen, Jaume Pons y Joan R. Ezquerra, y solemnizada por la coral Shalom, dirigida por Carme Valls, acompañada al órgano por Lluís Climent. Al terminar la liturgia, se repartieron los tradicionales panecillos de san Antonio, a pesar de que, a causa del numeroso público, no hubo suficiente para todo el mundo.