[04-03-25] L'ESCOLA D'ATENES

 

EL EXCEPCIONAL SIGNIFICADO DE LA ESCUELA DE ATENAS DE RAFAEL

Continuamos nuestro paseo de peregrinos por los Museos Vaticanos, y esta vez os sugiero y os invito a detenernos ante una soberbia obra de arte, una pintura mural realizada por Rafael (Urbino 1483 – Roma 1520), llamada “La Escuela de Atenas”, aquella famosa escuela que fue madre y modelo de todas las escuelas del saber del mundo, con las rotundas figuras de Platón, al fondo a la izquierda (identificado con Leonardo da Vinci), y Aristóteles, a la derecha (identificable con Miguel Ángel), padres del pensamiento y la cultura occidental, situadas de pie en el centro de la composición.

 

UNAS PINTURAS A FAVOR DEL DIÁLOGO

Os puedo asegurar que quien sea capaz de contemplar con serenidad este bellísimo lienzo de pintura mural que Rafael plasmó en 1509 (dentro del conjunto de sus memorables Estancias Vaticanas) comprenderá el verdadero “ordo” o sistema lógico y ordenado que siempre ha distinguido nuestra civilización occidental, y que siempre ha estado construido a base de buenas dosis de diálogo paciente, de deseos sinceros de paz, de mucho respeto hacia aquellos que no piensan igual que nosotros, de búsqueda objetiva de la verdad y de una trabajada y fructífera convivencia con concesiones mutuas. Un “ordo” al que —a pesar de tantas y tantas comprensibles limitaciones humanas— está invariablemente destinada no solo la Iglesia y los cristianos, sino toda la raza humana. Además, la redención de Cristo lo hace posible, lo testifica y nos lo confirma.

 

EL MUNDO CAMINA HACIA SU DEFINITIVA PERFECCIÓN. LA FE Y LA RAZÓN PUEDEN CONVIVIR EN ARMONÍA

Así pues, el significado y la potencia expresiva de cada uno de los personajes representados por Rafael en la Escuela de Atenas son muy relevantes. Vemos que cada personaje piensa y estudia cómo mejorar su entorno, cómo mejorar el mundo. Por eso, este magnífico lienzo mural es un "unicum" en la historia del arte y del pensamiento humano universal. Al mirar y contemplar la Escuela de Atenas, siempre podremos decir y confiar en que el mundo tiene mucho margen de mejora. Y que este mundo, de verdad, aunque a veces no lleguemos a percibirlo, mejora día a día, minuto a minuto. Recordemos lo que nos dice el Youcat: "el mundo camina hacia su definitiva perfección" (n.º 51). Nosotros, cada uno de nosotros, mejoramos; poco a poco, mejoramos todos juntos. Somos mejores personas, más pacientes. Y esto es así con total seguridad. Dios lo ha dispuesto así.

Rafael, por ejemplo, nos recuerda y actualiza aquí, en esta lúcida, inmortal e irrepetible obra maestra, que “Fe” y “Razón” (espíritu y materia; inmanencia y trascendencia) son dos dimensiones indisolublemente constitutivas del ser humano, y que sería una irreparable tragedia deshacernos de cualquiera de ellas o pretender que las personas, o una colectividad humana, una sociedad, cualquier sociedad, cualquier cultura y en cualquier latitud y momento de la historia, también la nuestra, la postmoderna, pueda o pudiera crecer en verdadera humanidad al margen o separada de alguna de estas dos dimensiones: la inmanente y la trascendente, el cuerpo y el espíritu. Todas las figuras de Rafael son muy ricas y muy completas porque poseen y cultivan como es debido estas indisolubles dualidades: pensar con la cabeza, amar con el corazón. Así lo dispuso Dios.

 

LA RAZÓN Y LA FE, “FIDES ET RATIO”, “FIDES ET INTELLECTUS” SON DOS DIMENSIONES INDISOLUBLEMENTE CONSTITUTIVAS DEL SER HUMANO

De una manera nítida y perfecta, Rafael nos dice —y nos demuestra— con líneas, colores y expresiones sublimes que el ser humano es muy completo porque en él han cohabitado, cohabitan y cohabitarán siempre dos elementos muy básicos y esenciales: la inmanencia (lo biológico y tangible, lo más sensitivo, representado en la figura de Aristóteles) y la trascendencia (lo espiritual e intangible, lo que está en el plano de las ideas, representado en la figura de Platón). Y que solo con la equilibrada suma y la convivencia de estos dos ingredientes, el hombre y la mujer (los de ayer, los de hoy y los de mañana; los de siempre) alcanzarán en todo momento la mayor proyección, estatura, calidad y felicidad humana.

 

LOS SÓLIDOS CIMIENTOS DE LA HUMANIDAD

Estas son las bases invariables sobre las que se ha edificado y se edifica la verdadera cultura occidental (y el mundo entero). Estas son las bases que proporcionan la serena mirada optimista del hombre y la mujer que Rafael infunde a todas y cada una de las figuras que proclama como iconos distintivos de esta cultura y civilización occidental —y oriental—, como veremos a continuación.

 

LOS AUTÉNTICOS Y VERDADEROS SABIOS DE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD SIEMPRE HAN BUSCADO, EN PRIMER LUGAR, EL BIEN COLECTIVO, EL BIEN DE TODOS

Aquí están, por ejemplo, con una sorprendente coloración y una composición irrepetible pensada por Rafael (y por el papa Julio II della Rovere, y por el gran humanista y erudito ferrarés Celio Calcagnini), los griegos Sócrates, Platón y Aristóteles con su infinita sabiduría; son verdaderas piedras angulares del conocimiento científico y filosófico de la humanidad. Aquí también se encuentra el cordobés y musulmán Averroes, matemático, filósofo y maestro equilibrado de las leyes islámicas. O el sabio profeta y líder espiritual iraní (o persa) Zoroastro o Zaratustra, que creía en un Dios único y bueno, un Dios que se interesaba de manera personal por cada criatura humana.

También aparecen Euclides, padre de la geometría, representado en la figura del arquitecto Bramante; o Pitágoras, tan decisivo en el desarrollo de la filosofía racional en Occidente; o el sabio ermitaño, melancólico y autodidacta Heráclito, representado en la figura pensativa del gran Miguel Ángel; según Heráclito, el mundo estará en constante cambio hasta llegar a su conclusión definitiva y perfecta. O la famosa asceta, astrónoma y filósofa egipcia Hipatia, que en su tiempo ya conocía la posición exacta de los astros en la bóveda celeste, representada aquí en una estilizada figura vestida de blanco, identificada con el jovencísimo Francesco Maria della Rovere, sobrino del Papa Julio II.

Y tantos otros grandes pensadores (Diógenes, Plotino, Ptolomeo…), todos ellos presididos por los dioses Apolo (padre de las artes) y Minerva (madre prudente de la sabiduría), a quienes Rafael representó en dos bellas esculturas en grisalla marmórea, situadas en los dos extremos de la altura media de la composición. Debajo de estos, vemos unos relieves que nos muestran cómo la Inteligencia (el hombre de la sana “razón” y de la “fe” firme) es capaz de someter a los Instintos incontrolados y desbocados.

Continuará la próxima semana.

 

Ximo Company. Delegación de Patrimonio Artístico.

Foto: Rafael, La Escuela de Atenas, 1509-1512, © Musei Vaticani.