[22-04-25] VILLA BORGHESE (II)

 

JARDINES REPARADORES Y PACIFICADORES

Como decíamos la semana pasada, los peregrinos que viajan a Roma en un Año Santo también tienen derecho a momentos de recreo, de paz exterior e interior. Y la naturaleza, bien lo sabemos todos, ayuda a reencontrar esa paz.

 

FILIACIÓN ESTILÍSTICA DE LOS ENCANTADORES JARDINES BORGHESE

Fijaos, las características de estos espectaculares y variados jardines de Villa Borghese son afines, al menos en su concepción original (siglo XVII), al gusto bucólico de la antigua Roma, de la Roma clásica; así son todavía, por ejemplo, los restos de los bellos e inconfundiblemente clásicos Jardines de Lúculo, un famoso cónsul y militar romano del siglo I a.C., que en aquel entonces estaban cargados de sabrosos —y por entonces muy poco conocidos— melocotones, cerezas y albaricoques; vestigios algo arqueológicos de estos legendarios jardines que hoy en día todavía se pueden encontrar y ver en la colina Pinciana (o monte Pincio) de Villa Borghese. Una colina que fue remodelada en 1834 por el célebre arquitecto y urbanista neoclásico Giuseppe Valadier, autor también de la Piazza del Popolo, que se encuentra precisamente a los pies occidentales del famoso monte del Pincio.

 

TOQUES LONDINENSES EN ROMA

Pero además de la intervención de Valadier, más adelante el conjunto de todos estos jardines de Villa Borghese fue modificado e intervenido, aún en el siglo XIX, teniendo en cuenta el sofisticado estilo inglés, victoriano para más señas, del Hyde Park londinense, entonces tan de moda en la Europa del Ochocientos. Esta intervención fue realizada por el buen arquitecto piamontés Luigi Canina, quien a partir de 1845 empezó a frecuentar visitas a Inglaterra, donde pronto se dejó seducir por las nuevas propuestas británicas de Joseph Paxton, autor del famoso y emblemático Crystal Palace Park de Londres.

 

LOS JARDINES DE LA ABUNDANCIA, UBÉRRIMOS

Desde entonces, paseando por estos jardines uno puede encontrarse con un sinfín de variedades botánicas y zoológicas: entre nenúfares, tortugas, percas y carpas, junto con palomas, patos, cisnes, ocas y gaviotas. Y todo ello en un singular paraje natural repleto de plantas y árboles exóticos, pinos piñoneros (el famoso pino romano), bambúes, cipreses, encinas, alcornoques, naranjos, plátanos orientales, paulownias tormentosas (un árbol originario de China), alcanforeros, magnolios, etc. En fin, todo ello ayuda a contemplar la inequívoca y amorosa mano de Dios en cada rincón de la creación. Ojalá el Jubileo 2025 nos haga ver y comprender esta presencia de Dios en las obras de arte, en la naturaleza... y, sobre todo, en nosotros mismos.

 

EL LAGO DE VILLA BORGHESE O EL JARDÍN DEL LAGO

Por último, permitidme decir algo más sobre el famoso Lago de Villa Borghese o Jardín del Lago (1766), al que ya nos referimos la semana pasada. Fue proyectado en clave neoclásica por el citado arquitecto romano Antonio Asprucci, aunque para su configuración definitiva fue ayudado por el paisajista y pintor británico Jacob More. Aquí, al fondo del lago, sobre una especie de islote artificial, se alza el bien resuelto Templo de Esculapio (dios romano de la medicina, Asclepio en griego) de estilo jónico (aunque construido con un ideario neoclásico), con cuatro robustas columnas centrales (es decir, es tetrástilo), cuya estatua de mármol, exenta, de 3,5 metros de altura, hallada muy cerca de un Mausoleo de Augusto, preside su interior.

 

ALABANZA A ESCULAPIO, DIOS DE LA MEDICINA

Aquí se observa claramente cómo el dios Esculapio sostiene en su mano derecha una vara de ciprés, símbolo de su sabiduría médica. Una vara por la que se enrosca la mítica serpiente (signum Aesculapii), emblema que todavía vemos en muchas de nuestras farmacias, y que representa el gran poder de Esculapio en la curación de los enfermos. A ambos lados del Templo de Esculapio, sobre dos pequeños promontorios, se ven dos seductoras ninfas de mármol blanco. Himera, a la izquierda, que es la personificación del río homónimo de Sicilia, obra del escultor Vincenzo Pacetti en 1787, y Tungria, a la derecha, esculpida por Agostino Penna, también en 1787.

 

Ximo Company. Delegación de Patrimonio Artístico

 

Foto: Fuente de los caballos marinos, mármol. 1790-1791, Villa Borghese. Encargada por Marcantonio IV Borghese. Fue diseñada por el pintor tirolés Cristoforo Unterperger y esculpida por Vincenzo Pacetti. Vemos, dentro de una gran bañera circular excavada en la tierra, cuatro caballos de mar, con las patas levantadas y los cuerpos en forma de pez.