
[20-05-25] FONTANA DI TREVI (I)
LA GRAN FIESTA DEL AGUA ROMANA
Roma es también la ciudad de las fuentes, la ciudad del agua (la “Città dell’Acqua”). Y el agua es vida, abundancia, riqueza, alegría, fecundidad… y regeneración: por el agua del Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios. El agua, por tanto, reconforta, calma la sed y llena de paz y bienestar a los sedientos.
LA FUENTE MÁS FAMOSA DEL MUNDO
Dicho esto, esta semana, queridos peregrinos, os propongo “remojar” el Año Santo con el agua de la fuente más famosa de Roma y del mundo: la Fontana di Trevi. Esta es la fuente más importante, alegre y refrescante de toda Roma; la más popular, la más conocida y emblemática de la ciudad; la más “húmeda”. Una fuente verdaderamente espectacular. Famosa y muy recordada en todo el mundo; de hecho, los peregrinos y turistas de habla inglesa la consideran “the most beautiful fountain in the world” (la fuente más agraciada y bella del mundo). Es obra del buen arquitecto y escultor romano Nicola Salvi en 1732, aunque este murió en 1751, unos años antes de su finalización definitiva en 1762, llevada a cabo por su discípulo Giuseppe Pannini. La Fontana di Trevi, como tantas otras fuentes romanas, celebra el agua como un tesoro preciado y fecundo. Celebra el líquido mágico de la vida y lo que este representa: la fertilidad, la gran riqueza y abundancia de Roma. Sin agua, sin tanta esplendidez acuífera, Roma no sería Roma.
UNA MONTAÑA DE PIEDRA SIEMPRE HÚMEDA Y REFRESCANTE
Es por eso que la Fontana di Trevi, toda de piedra, también puede contemplarse como un verdadero –y muy genuino– anfiteatro romano dedicado a este gran bien que es el don del agua, con su “arena” o escenario arquitectónico-escultórico al fondo, y con su siempre nutrida “cávea” (graderío para los espectadores) semicircular que no solo circunda, sino que incluso venera y deifica la riqueza del agua.
EL DIOS NEPTUNO
Preside la composición una figura gigantesca de Neptuno, dios del agua y de los océanos, obra del escultor romano Pietro Bracci, escultura que aparece en el hueco del imponente arco de triunfo central, situada detrás de sus principales ayudantes, dos tritones (mensajeros de las profundidades marinas) y dos poderosos hipocampos o caballos de mar, que son los encargados de conducir y distribuir por doquier y magnánimamente esta bendita agua de Roma y para los romanos. Los nombres de estos hipocampos alados son: Plácido, símbolo de la tranquilidad de las aguas, y Agitado, símbolo de la fuerza violenta del agua.
ORÍGENES Y SIGNIFICADO
Los orígenes de esta importante fuente se remontan al siglo I cuando el famoso general romano Agripa encargó la construcción de un canal (acueducto) de 20 km destinado a conducir hasta Roma el abundante caudal de una fuente natural que una joven doncella romana, virgen, llamada Trivia (de ahí, quizás, viene el nombre de Trevi para nuestra fuente) acababa de descubrir y que inmediatamente mostró a un grupo de soldados (legionarius) romanos. Esta fue la razón por la que esta fuente recibió desde entonces el nombre de Acqua Vergine (Agua Virgen, en alusión a aquella doncella virgen), y por la que la escena de este milagroso hallazgo ha sido inmortalizada en el atractivo relieve que podemos ver en la parte alta derecha de la fuente, obra de Giovanni Battista Grossi, situado por encima de una figura femenina enmarcada en un nicho rectangular que representa la alegoría de la “Salubridad”; en el otro extremo, parte izquierda, y equilibrando la composición, vemos otro relieve, esta vez con una escena en la que Agripa aprueba con buenos ojos el feliz proyecto del acueducto, situado también por encima de otra alegoría en forma de figura femenina, esta vez representando la bienvenida “Abundancia” del agua, también enmarcada en un nicho rectangular; ambas figuras alegóricas son obra del buen escultor florentino Filippo della Valle (1698-1768), realizadas hacia 1760.
SE PROPUSIERON OTRAS OPCIONES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA FONTANA DI TREVI
Debemos saber que un siglo antes de la intervención del arquitecto Nicola Salvi en el siglo XVIII, el poderoso y culto Urbano VIII, Barberini, encargó en 1640 a Bernini la remodelación de esta fuente. Sabemos, incluso, que el papa tuvo que aumentar el impuesto sobre el vino de los romanos para hacer frente a los gastos de la nueva fuente. Sin embargo, por la sucesión de diversos imprevistos esto no pudo hacerse realidad hasta noventa años más tarde (ya fallecido Bernini), en 1732, en tiempos del papa Clemente XII, Corsini, quien de manera definitiva la encargó al mencionado Salvi, el cual, sin duda alguna, tuvo muy presente el poderoso e inconfundible atractivo escenográfico que Bernini llegó a diseñar para esta fuente en 1640 (hoy se da por perdido su boceto original). De hecho, es inconfundible el sabor escenográfico de Bernini en esta atractiva fuente. Con toda seguridad, Salvi tuvo muy en cuenta la “Fuente de los Cuatro Ríos” (Fontana dei Quattro Fiumi) que Bernini levantó en la Piazza Navona entre 1648 y 1651. Continuaremos aún con la Fontana di Trevi la próxima semana; nos quedan algunas sorpresas.
Ximo Company. Delegación de Patrimonio Artístico
Foto: Nicola Salvi, Fontana di Trevi, mármol y piedra de travertino romano, 1732-1762, Roma.