Tras el rezo del Angelus de este domingo, 6 de setembre, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco ha hecho un llamamiento solemne y concreto "a parroquias, comunidades religiosas, monasterios y santuarios de toda Europa" para que cada uno acoja a una familia de refugiados, y a los obispos para que "sostengan este llamamiento".

"La misericordia de Dios se reconoce a través de nuestras obras, de lo cual dio testimonio la vida de la Beata Teresa de Calcuta, el aniversario de cuya muerte hemos recordado ayer", ha comenzado diciendo el Pontífice tras impartir la bendición apostólica.

 

"Ante la tragedia de decenas de miles de refugiados que huyen de la muerte por la guerra y por el hambre y que están en camino hacia una esperanza de vida, el Evangelio nos llama, nos pide, ser prójimos de los más pequeños y abandonados, darles una esperanza concreta. No solamente decirles: ´¡Valor! ¡Paciencia!´... La esperanza cristiana es combativa con la tenacidad de quien va hacia un meta segura", ha dicho el Papa.

 

Y seguidamente, con solemnidad, ha apelado de forma directa y tangible a la aplicación de esa misericordia: "Al acercarnos al Jubileo de la Misericordia, dirijo un llamamiento a las parroquias, a las comunidades religiosas, a los monasterios y santuarios de toda Europa, a expresar la concreción del Evangelio y acoger a una familia de refugiados".

Los aplausos de la multitud han detenido su intervención, que ha continuado en seguida reiterando que no se trata de una apelación genérica, sino de una exigencia concreta, "un gesto concreto en preparación al Año Santo de la Misericordia: cada parroquia, cada comunidad religiosa, cada monasterio, cada santuario de Europa, que aloje una familia, comenzando por mi diócesis de Roma".