El papa Francisco alentó el obispo Joan a seguir trabajando en el Proyecto de las Viviendas Sociales del Seminario para familias desahuciadas y en riesgo de exclusión cuando el pasado sábado, 21 de septiembre, conoció por boca del obispo de Lleida esta iniciativa, que se está llevando a cabo con un grupo de voluntarios.

“Adelante!, adelante! Cosas como ésta son las que necesitamos hoy en día”, animó el Santo Padre, según ha explicado el propio obispo Joan a su regreso a Lleida, después de concelebrar con el papa Francisco la eucaristía del sábado en la residencia de Santa Marta, lugar donde reside el pontífice desde que fue nombrado vicario de Cristo.

Nuestro obispo aprovechó este encuentro para hacerle llegar al Papa una carpeta, que habían preparado los voluntarios que trabajan en el proyecto de las viviendas, donde se explicaba la historia y evolución de esta iniciativa social. “Fueron ellos los que me sugirieron que aprovechara el encuentro para hablar de ello, puesto que el papa Francisco hace pocos días que ha pedido habilitar los conventos y edificios de la Iglesia en desuso por los más necesidades, algo que aquí ya estamos haciendo desde hace ocho meses”, ha explicado el obispo Joan.

“Lo hice así, al acabar la Misa. Le entregué la carpeta y él se interesó mucho, haciendo preguntas para conocer detalles del proyecto, y se alegró. Y cuando vio la foto de los cuarenta voluntarios que se comprometieron desde su inicio, me dijo: ‘Veo que sois unos cuántos, pero cuanto más gente impliques mucho mejor”, ha continuado explicando el obispo de Lleida.

Fue entonces cuando el papa Francisco animó al obispo Joan a tirar adelante el proyecto. “Adelante!, adelante! Cosas como ésta son las que necesitamos hoy en día. Los pobres son la carne de Cristo. Vamos hacia ellos! Vamos!”, ha seguido explicando.

Tras la entrevista con el pontífice, el obispo Joan trae un mensaje para los voluntarios: “Primero, agradecerles el esfuerzo y dedicación que ponen y el ejemplo que nos están dando, a mí también, por su generosidad. Y tal como el Papa nos ha dicho, vamos adelante, pues estamos en el buen camino”.

El obispo Joan cree que el proyecto de las viviendas sociales del Seminario no es sólo una casualidad. “Creo que Dios nos está llamando y le hemos dado una respuesta. Por eso pido y animo a los voluntarios a seguir colaborando y a tirar adelante con el proyecto. Son ellos quienes lo conducen. Los animo a darlo a conocer y a buscar más gente para poderlo materializar”.

“Que venga más gente. No sobra nadie”, ha dicho el obispo Joan, el cual está convencido que la dinámica que se ha generado con el proyecto es lo más importante. “Esta manera de hacer tiene un estilo de trabajo, un espíritu y una manera de pensar que puede trasladarse a otras iniciativas. Cogiéndonos las manos, las cosas pueden ir mejor que tirándonos piedras”, ha dicho el obispo de Lleida al explicar cómo fue el encuentro con el papa Francisco.

Un llamamiento que viene motivado por la necesidad de buscar más recursos. “Hemos hecho mucho gracias al voluntariado y a la aportación de personas y empresas, pero ahora nos hay que reunir un pequeño capital para llevar el proyecto hasta el final. La Diputación nos ofrece 150.000 euros, pero todo lo que pueda llegar, sea de personas u otras instituciones, será bienvenido. Y así, entre todos y para el bien de todo el mundo, antes de un año estas viviendas sociales serán una realidad”.

Comunicación e Iglesia

El viaje del obispo de Lleida al Vaticano de la pasada semana estaba motivada por la reunión del plenario del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, un dicasterio que tiene como misión estimular y apoyar la acción comunicativa de la Iglesia en el mundo, donde se abordó el tema de la acción evangelizadora a través de la red.

Nuestro obispo, que forma parte de este consejo consultivo desde 2010, también ha analizado cómo la Iglesia aborda los nuevos retos que ha originado la revolución de las nuevas tecnologías. “Estamos haciendo muchos esfuerzos en España y también en todo el mundo. Ahora bien, yo distinguiría entre estar presentes y estar conectados”.

Para el obispo Joan, el reto de la comunicación para la Iglesia “no es simplemente tecnológico. La tecnología ha propiciado el cambio, pero el reto es una manera de vivir, de ser, de pensar, no sólo de relacionarse, porque hoy lo que es virtual en la red es tan real como lo que es físico. Sin embargo, tenemos que aprender a comunicar mejor porque los lenguajes y los tiempos han cambiado mucho y la manera de presentar los contenidos tiene que ser clara y transparente”.

Tampoco ha faltado una cierta autocrítica, al analizar cómo se han hecho las cosas hasta ahora. “Hay que ser transparente y romper el secretismo que la Iglesia ha practicado durante mucho tiempo. Un secretismo que responde no a manías sino a la misma manera de hacer las cosas. Todavía hoy institucionalmente tenemos una manera de ser y de organizar nuestras delegaciones y despachos, como si fueran compartimentos estancos. No hay una intercomunicación ágil entre nosotros mismos, y esto es un problema de fidelidad a nuestra vocación, que tenemos que repasar”, ha dicho en otro momento, cuando nos ha explicado su estancia al Vaticano.

En el transcurso de la conversación, el obispo Joan nos ha aclarado una información que colgó desde Roma en el facebook, cuando dialogaba con un amigo, donde manifestaba encontrar aires esperanzadores en el Vaticano. “Son detalles, pequeños, si quieres, en la manera de hacer, de vestir de hacer las ceremonias, de tratar los asuntos, de hablar de los temas, de tomar decisiones sobre los problemas... Todo esto hace intuir un aire esperanzador e interesante. Pero el papa Francisco, como buen jesuita, hace un discernimiento con cierta calma y cuando toma una decisión no da marcha atrás. Se podrá equivocar, pero él acepta también las correcciones que le podamos hacer. De hecho, nos pide que lo hagamos, que le corrijamos. Y si no lo podemos hacer en privado, que lo hagamos en público. Así nos lo pidió al clausurar plenario del Consejo Pontificio”, ha acabado diciendo el obispo de Lleida.