Nació en Yecla, Murcia, el 1 de Octubre de 1745.

Estudió en Yecla y más tarde en el colegio universidad de Oriola. Fue capellán y canónigo de la que fue iglesia anexa al colegio imperial de la Compañía de Jesús, en Madrid, y que, posteriormente fue la catedral de Madrid.

En el año 1791 fue consagrado obispo para la diócesis de Panamá. En 1799 fue trasladado a la diócesis de Nuestra Señora de la Paz, capital de Bolivia. Visitó todos los términos de la diócesis, ayudando a los más necesitados y renovando y organizando las parroquias. Edificó un palacio episcopal desde los cimientos y multiplicó las obras de caridad de su diócesis. Residió en Nuestra Señora de la Paz hasta el 16 de Julio de 1809 cuando, y como resultado de la invasión napoleónica de España, había prorrumpido la revolución independentista en Bolivia.

Fue perseguido por los partidarios de la independencia boliviana, por los denominados revolucionarios. Él era fiel al rey de España Fernando VII. Éste lo premió concediéndole la Gran Cruz de la orden americana de Isabel la Católica. Se le alababa como un obispo de un celo infatigable tanto en palabras como en obras.

Cuando fue nombrado obispo de Lleida, la ciudad tenía unos 20.000 habitantes y era plaza fuerte de armas con mucha importancia. LLas colegiatas en la diócesis eran tres: Roda, Monzón y Albelda, todas tres en Aragón; mientras que el número de parroquias era de 243. Un seminario fundado en el año 1722 y que contaba con 54 colegiales y 196 cursantes. Los conventos de monjas eran tres, dos calizas y un carmelita. Había 28 conventos de religiosos en la diócesis.

El once de Septiembre de 1818 tomaba posesión del obispado. Por el camino de Barcelona a Lleida, murió en Tárrega. No tuvo tiempo de ver el obispado. Lo enterraron en la catedral, cerca del sepulcro del obispo J. Sánchez  Ferragudo.

Mn. Ramiro Viola González