El pasado día 29 de marzo se celebró la charla "Cuidarnos para cuidar: esperanza en tiempo de pandemia", a cargo de Mn Ramon Prat, organizada por PROSAC, la Pastoral de la Salud y el IREL. En este tiempo de incertidumbre, la pandemia nos ha hecho sentir débiles y vulnerables y nos ha herido en el más profundo de nuestra humanidad, por esta tarea de curación física, mental, emocional y espiritual, desde una perspectiva personal y comunitaria, Mn Prat nos propone la Buena Nueva del Evangelio.

A continuación os dejamos con un resumen de la charla.

La situación la podemos afrontar desde una perspectiva humanista que nos orienta a vivir la vida con realismo, siendo conscientes de las heridas internas, relacionales y ambientales que la pandémica nos ha producido. Desde una perspectiva espiritual con la acción sanadora del Evangelio, para aprender a vivir las bienaventuranzas, con la fuerza del Padre Nuestro que genera la joya del Magnificado, que nos ayuda a discernir los signos del tiempo, con una lectura creyente de la realidad.

Estas dos perspectivas ayudan a iniciar la curación de la mirada interior empapada de silencio, meditación y contemplación, que nos lleva a salir del Yo hacia los Otros por la compasión – misericordia – caridad que se traduce en el aprecio gratuito. También nos lleva hacia la curación de las relaciones personales y comunitarias, mediante la política para mejorar la caridad estructural, la ciencia que nos aporta el conocimiento y la tecnología para establecer una interdependencia.

Por otro lado, con la participación de cada cual mediante nuestra autonomía solidaria; curación por Dios, en la dimensión trascendente del misterio de la vida, disfrutando de la ternura de Dios, dejando actuar a Dios en nuestro interior, en el seguimiento de Cristo. Y todo esto en constante renovación por el Espíritu Santo, intermediando: la plegaria, la Palabra, la Eucaristía y el acompañamiento.

En la perspectiva diocesana somos sanadores heridos y salvados, que tenemos que ser capaces de configurar unos equipos parroquiales que lleven la curación a nuestros hermanos enfermos, para transmitirlos que el mal, el dolor y el sufrimiento no tienen la última palabra, poniendo la mirada en la Cruz de Jesús muerto y resucitado. Por eso en este tiempo de incertidumbre y de resiliencia podemos hacer como nos decía San Ignacio: "Actuar como si todo dependiera de nosotros y confiar en Dios como si todo dependiera de Él".