|16-09-25| Jordi Roure cerró el 13 de septiembre en la iglesia de Sant Joan su homenaje personal a Johann Sebastian Bach, en el 275.º cumpleaños de la muerte del máximo exponente de la música barroca con un recital para viola sola. 

El repertorio constó de cuatro obras que tienen un vínculo musical y de contexto. En primer lugar, El ángel de la guarda, de Biber, violinista que nació unos cuarenta años antes de Bach, precursor en la composición de obras para violín. Es una pieza que está dentro de los misterios del Rosario como una passacaglia o danza barroca. Solo consta de cuatro notas que se repiten con una serie de variaciones y recuerdan la eternidad, el paso inmutable del tiempo, y del ángel que nos guarda. La segunda obra del repertorio fue la Sonata número 1 para violín, de Bach, una música muy discursiva, aumentativa, que muestra el perfecto equilibrio entre emoción y estructura, llena de humanidad. Una obra muy conocida y apreciada que muestra la excelencia del compositor y que Roure dedicó a su exprofesor italiano Massimo Paris, que murió hace unos meses, con quien había empezado a trabajar esta obra con él.
 
A continuación continuó con Telemann, músico que tenía un vínculo de amistad con Bach hasta el punto que había apadrinado a su hijo pequeño, interpretando la Fantasía n.º 1 de este compositor de música aristocrática, suave y ligera, más pensada para entretener en los salones de palacio.
 
Y, para acabar, la Chaconna de Bach, el cuarto movimiento de La Partita en re menor para violín solo. Bach la escribió después de la muerte de su esposa y condensa el amor, la pérdida y que transciende con una fuerza expresiva única, diciendo aquello que el silencio no puede.
 
La veu del silenci fue un acto de conexión con Bach y con la esencia de la música, que habla sin palabras y nos conecta con aquello que no se ve pero se siente. Una viola sola compartió lo esencial que no muere nunca, solo cambia de forma y continúa resonando, como la música de Bach con su alto componente místico y espiritual.
 
A través de este homenaje, Jordi Roure mostró la excelencia de la música de Bach “el compositor de Dios” y la excelencia y virtuosismo de este joven músico y gestor cultural leridano.
 
Fuente: UP El Carme-Sant Joan