[27-05-25] FONTANA DI TREVI (II)

 

LA PERMANENTE SOMBRA DE BERNINI

Como decíamos la semana pasada, aunque Bernini no realizó ni una sola figura en esta preciosa y escenográfica Fontana di Trevi, por todas partes se percibe su poderoso influjo. Es decir, sin la lección de Gian Lorenzo Bernini en la Fontana dei Quattro Fiumi (Fuente de los Cuatro Ríos), situada no muy lejos de Trevi, en la Piazza Navona —de la que hablaremos más adelante—, no podríamos entender la portentosa Fontana di Trevi, que en su estanque contiene más de 300.000 litros de agua y mide 49 m de ancho por 26 m de alto. Es Patrimonio de la Humanidad desde 1985.

 

CÓMO FUE LA VERSIÓN DEFINITIVA DE NICOLA SALVI

Al final, sin embargo, el romano Nicola Salvi (1697-1751), un gran maestro, logró aquí una feliz fusión entre arquitectura, escultura y escenografía acuática (muy propia de la estética barroca), aprovechando el lado menor (casi 40 metros de imponente lienzo mural) del preexistente Palacio de los duques de Poli, sobre el cual adosó la fuente, perfectamente ritmada por cuatro grandes columnas centrales (estas siempre son redondas) de orden corintio (esbelto sistema constructivo ideado por los griegos con sus agraciados capiteles decorados con hojas de acanto), flanqueadas por seis pilastras (estas siempre son cuadradas o de arista viva y adosadas a un muro o pilar; nunca exentas), también corintias, tres a cada lado, que unen y cohesionan con acierto las dos plantas del palacio con sus bellas ventanas.

 

UN MONTÓN DE DETALLES PENSADOS CON CUIDADO

Para empezar, hay que mencionar que las impactantes partes geométricas de este rocoso acantilado fueron sabiamente talladas por Giuseppe Poddi, discípulo de Salvi. La parte superior de este imponente escenario es como un gran frontón o ático barroco que recoge la inscripción de la fundación de la fuente por parte del papa CLEMENS XII PONT: MAX. AQUAM VIRGINEM...; una inscripción que nos recuerda que dicho papa renovó la fuente y continuó trayendo a Roma esta preciada “Agua Virgen”, es decir, un agua limpia, clara y potable. Esta parte superior aparece coronada por un gigantesco escudo de la familia del papa, la familia Corsini, con la tiara (mitra o birrete especial que solo puede utilizar el papa) y las llaves de San Pedro, flanqueado por dos alegorías aladas de la “Fama”, mensajeras del dios Júpiter (el Zeus griego, padre de todos los dioses en el organigrama de la mitología clásica), realizadas por Pietro Benaglia. Las otras cuatro figuras femeninas de este imponente ático representan la benignidad temporal hacia el agua de las “Cuatro Estaciones del Año”, obras de 1735 hechas por cuatro buenos discípulos de Salvi: Bernardino Ludovisi (Otoño), Bartolomeo Pincellotti (Invierno), Agostino Corsini (Primavera) y Francesco Queirolo (Verano). Un último detalle: si miráis con atención en el extremo superior derecho de esta gran pantalla escenográfica, pocos se dan cuenta de que la última ventana nunca existió, es postiza, es un lúcido “trompe-l’œil” o “engaño al ojo” pintado por el discípulo de Salvi, Antonio Catalli, en 1737.

 

UNA FUENTE ECUMÉNICA

Fijémonos, además, en que en esta fuente conviven, se armonizan y confluyen todo tipo de bendiciones: las de los dioses y embajadores de la Antigüedad (mundo clásico), las de los emperadores y generales romanos (dirigentes paganos), y la del Dios de los cristianos representado en la figura del Papa. Todo el mundo concluye que el agua es un gran tesoro; es riqueza para “todos” los romanos. La Fontana di Trevi, pues, es una fuente que desborda acogida, consenso y ecumenismo; cada día acepta y da la bienvenida a gente de todas las razas y creencias del mundo; exhibe divinidad, pero también muestra una desbordante e inagotable bondad, humanidad y riqueza para todos; y es una riqueza compartida. La de Trevi es una fuente vivísima en la que el cambiante movimiento y colorido del agua brinca, flirtea y se arremolina con gracia y desparpajo entre rocas multiformes talladas en travertino poroso, y entre miles de pequeñas monedas ecuménicas de múltiples tamaños y valores.

 

LA FUENTE DE LOS POBRES DE ROMA

Cada día —y atención a esta elevada cifra— en esta fuente se recogen monedas por valor de más de 3.500 euros (¡más de un millón y medio de euros anuales!) que se destinan a Cáritas de Roma para los pobres e indigentes de Roma; por ejemplo, para habilitar refugios de personas sin hogar, para construir un comedor social o para la creación de supermercados para pobres; además, trimestralmente Cáritas informa por escrito al Ayuntamiento de Roma de cómo se gastan los fondos. Son, por tanto, monedas benefactoras que se lanzan al agua de Trevi entre una infinidad de pensamientos, sueños y buenos deseos humanos que la generosa bondad del agua romana acostumbra a fertilizar y que a menudo se hacen realidad en la mente y el corazón de todos los que la visitan. Dicen que si se lanza una moneda en esta gran fuente (de espaldas a la fuente y, ¡ojo!, lanzada siempre por encima del hombro), uno volverá a Roma. Si lanzas dos, encontrarás un novio o novia de Roma. Y si lanzas una tercera, date prisa, que ya repican las campanas de tu boda. Parece que todo esto se aleja del espíritu de conversión de los peregrinos de un Año Santo, pero al fin y al cabo esta alegría del agua es común a todos los humanos y puede compartirse por todos, creyentes y no creyentes; también por los peregrinos de Lleida y de todo el mundo que igualmente tienen derecho a mojarse y a mostrar su sana alegría.

 

LA FUENTE DE LOS ENAMORADOS

Pocos la mencionan, pero en el fondo de la parte inferior derecha, de forma casi inadvertida, hay dos pequeños caños de una fuente insignificante llamada la Fuente de los Enamorados (la “Fontanina degli Innamorati”). Sí, es un agua silenciosa que fluye clara y pura y que fortalece y reaviva la unión de los enamorados, tengan la edad que tengan. También al fondo de esta parte derecha vemos un jarrón bautizado como el As de Copas, por sus formas muy parecidas a las de la carta homónima.

 

OTRO POSIBLE NOMBRE PARA ESTA FAMOSÍSIMA FUENTE

La semana pasada decíamos que el nombre de Trevi podía tener su origen en una joven doncella romana, virgen, llamada Trivia. Sin embargo, hay quien piensa que, dado que nuestra fuente está situada en un bullicioso y muy concurrido cruce de tres calles (“tre vie” en italiano), no se descarta que este pueda ser también el verdadero origen de su nombre: Trevi[e]. ¿Por qué no?

 

UNA FUENTE DE PELÍCULA

Muchas películas se han rodado en la Fontana di Trevi, pero destaca La dolce vita, dirigida por Federico Fellini en 1960, con una de las escenas más famosas del cine italiano, en la que la seductora actriz sueca Anita Ekberg se baña de noche en la Fontana e invita a hacer lo mismo a su amado, Marcello Mastroianni. Continuaremos la próxima semana.

 

Ximo Company. Delegación de Patrimonio Artístico

 

Foto: Nicola Salvi, Fontana di Trevi, de noche, mármol y piedra de travertino romano, 1732-1762, Roma.