[01-07-25] Palacio o “Palazzo” Colonna)

 

UN PALACIO EXQUISITAMENTE SUNTUOSO

A los pies de la colina del Quirinal se encuentra también el suntuoso palacio de la rica familia de los Colonna, cuidadosamente reformado por el gran arquitecto romano barroco Girolamo Rainaldi en el siglo XVII y con una elegante fachada de columnas jónicas estriadas del XVIII, proyectada por el veneciano Nicola Michetti, un buen arquitecto tardo-barroco. Sus amplios y suntuosos salones son esplendorosos. Es, como pronto comprobaremos, un “palacio de película”. Los Colonna del siglo XIV, además, fueron muy amigos del poeta y humanista Petrarca, quien les dedica unos versos en su bello “Canzoniere”.

 

UNA ESPLÉNDIDA COLECCIÓN ARTÍSTICA

Este refinado palacio alberga el rico museo de la Galleria Colonna, cuya imponente colección artística fue iniciada a partir de 1650 por el culto cardenal Girolamo I Colonna. Actualmente es una de las grandes pinacotecas romanas.

 

UNA GRAN FAMILIA

Los Colonna constituyen una de las familias más encumbradas de Roma, con un destacado papa, Martín V, Colonna (entre 1417 y 1431), varios cardenales, numerosos líderes políticos y grandes nobles; casi siempre en eterna disputa con otra gran familia nobiliaria, también de origen romano: los Orsini, siempre partidarios del papado; los Colonna, en cambio, casi siempre apoyaron preferentemente la causa del emperador.

 

UN PALACIO CON EXCELENTES PINTURAS

En la Galería Colonna se exhiben primorosas obras del primer Renacimiento (siglo XV), por ejemplo, del sienés Lorenzo Monaco, maestro de Fra Angelico, o ya en el siglo XVI, de Michele di Rodolfo del Ghirlandaio. También hay unos frescos memorables de Pinturicchio y Antonio Tempesta que cubren el espectacular techo del Apartamento de la Princesa Isabel. Otra obra muy curiosa, y que además preludia los estilemas de la estética barroca, es “El comedor de alubias” (o “Mangiafagioli”) de Annibale Carraci, pintado hacia 1585; se encuentra en la Sala de la Apoteosis de Martín V; es una obra interesante que curiosamente ha inspirado a varios pintores posteriores, como el impresionista Degas o el postimpresionista Van Gogh. También pueden verse obras significativas de Cosmè Tura, Perugino, Salviati, Tintoretto, Guido Reni, Pietro da Cortona, Rubens, o del buen pintor ferrarese Giovanni Francesco Barbieri, conocido como Il Guercino (diminutivo de “guercio” en italiano, o bizco en castellano, debido al estrabismo que siempre padeció).

 

LA OBRA MÁS DISTINGUIDA

De todos modos, si el peregrino y lector me pidiera que le recomendara una sola obra de toda la Galleria Colonna, he de confesar que me quedaría con una espectacular escena amorosa que se exhibe en la Sala de la Columna Bélica (la columna de la guerra y las batallas). Aquí, quien tenga tiempo para contemplar pintura de forma reposada, se encontrará con una de las obras más bellas y pulcramente refinadas del Manierismo italiano: “Venus, Cupido y un sátiro”, realizada por el famoso pintor florentino Agnolo Bronzino, en 1553. Es un verdadero tesoro cromático. Vale la pena contemplarla con calma.

En esta preciosa obra, los tonos azules y verdes intensos del lecho de Venus, la antigua diosa griega Afrodita, son espectaculares; pero de forma muy particular seduce y sorprende el tratamiento adulto de las finas carnaciones de porcelana de la sensual diosa romana. Parece seguir estando allí, tersa y brillante, pese a los siglos transcurridos, completamente radiante y exuberante, excitante, “permanentemente viva” y siempre deseosa de entablar coloquios amorosos con el espectador que la contempla. Y lo hace con una tersura epidérmica impecable, sorprendente. Una diosa famosa y fascinante, precisamente conocida por ser la protectora del amor, la belleza y la fertilidad. Es una obra pictórica verdaderamente sublime.

 

UN PALACIO DE PELÍCULA

Finalmente, querido peregrino, no pueden pasarnos desapercibidas dos pequeñas anécdotas, solo dos, que subrayan con nitidez la importancia y fascinación que siempre ha suscitado este suntuoso y muy significativo palacio. La primera alude a la rimbombante Coronación del rey Vittorio Emanuele I, que, a principios del siglo XIX, tuvo lugar en el Gran Salón de la Galería Colonna. La escenografía desplegada fue impresionante, inenarrable. La segunda, un poco más romántica y del todo fascinante, se relaciona con una película inolvidable, “Vacaciones en Roma” (“Roman Holiday”), dirigida por William Wyler en 1953 y magistralmente interpretada por Audrey Hepburn (una bella princesa, Anna, de un país del este de Europa, que decide pasar unas horas locas en Roma al margen de la etiqueta y el protocolo regio) y Gregory Peck (un atractivo y conquistador periodista norteamericano, Joe Bradley). El romance, aunque solo duró unas horas en la ciudad eterna, fue intenso e inolvidable. Y aquí, en las imágenes finales, contemplamos a Audrey Hepburn ejerciendo de refinada princesa suprema y a Gregory Peck caminando algo decepcionado pero impecablemente elegante por el exquisito Gran Salón del Palacio Colonna; un marco único e incomparable, una preciosa escena que verdaderamente podemos considerar “de película”.

 

Ximo Company. Delegació de Patrimoni Artístic

 

Foto: 1 Girolamo Rainaldi, Gran Salón del Palacio Colonna, siglo XVII, Roma. La escenografía desplegada en este gran salón es verdaderamente fascinante.