[22-07-25]  Palacio de la Embajada Española ante la Santa Sede

 

EL PALACIO DE LA DIPLOMACIA MÁS ANTIGUO DEL MUNDO

El Palacio de la Embajada Española ante la Santa Sede (antiguamente palacio de la familia Monaldeschi) es un lujoso edificio de Roma. Conviene saber que se trata de la misión diplomática permanente más antigua del mundo, creada en 1480 por el rey español Fernando el Católico. Se encuentra en la concurrida Plaza de España (Piazza di Spagna).

 

UN PALACIO AMPLIADO EN EL SIGLO XVII POR BORROMINI

A partir de 1647, cuando el rey de España, Felipe IV, adquirió el edificio de la familia Monaldeschi por 22.000 escudos romanos, el palacio fue ampliado según los nuevos diseños del gran arquitecto Francesco Borromini. Se dice que aquí residió Diego Velázquez en su primer viaje a Italia (1629-1631), y que la enorme chimenea de la lavandería de este palacio le inspiró la soberbia “Fragua de Vulcano” que se exhibe en el Museo del Prado en Madrid. Borromini remodeló el Palacio de España con lucidez. Proyectó su bella escalera principal con un mármol precioso, y su amplio vestíbulo. Más adelante, entre 1827 y 1834 se introdujeron decoraciones de estilo más sobrio, con un lenguaje netamente neoclásico.

 

ALGUNAS OBRAS DE ARTE QUE SE CONSERVAN EN SU INTERIOR

Además de una espléndida colección de tapices gobelinos del siglo XVII que pertenecieron a la familia Borbón-Orleans, el palacio también conserva algunas obras pictóricas en depósito del Museo del Prado, como por ejemplo de Federico Madrazo, Vicente López y Anton Raphael Mengs.

 

ESCULTURAS DE BERNINI

De todos modos, los tesoros más apreciados de esta Embajada son, sin duda, las dos maravillosas cabezas de Gian Lorenzo Bernini, realizadas en un refinado mármol blanco, obras de 1619, que representan el “Alma atormentada” y el “Alma bienaventurada”. Siempre se había pensado que estas dos cabezas de Bernini representaban dos estados del alma cristiana: o bien gozando del paraíso, o bien atormentada por el infierno. Pero un estudio más reciente del sabio profesor de historia del arte de la Universidad de Granada y conservador del Museo del Prado, David García Cueto, apunta que también podrían ser una ninfa (diosa menor de la mitología griega) y un sátiro (figura mitológica con parte del cuerpo masculino y patas y orejas de macho cabrío; los sátiros son miembros mundanos del séquito del dios Dionisos). En realidad, la candidez y la transparencia de una ninfa también podrían ser el símbolo de un alma beatífica, mientras que la desenfrenada naturaleza de un sátiro podría coincidir con el desenlace fatal de un alma condenada. Lo dejamos aquí, estimado peregrino.

 

LA INMACULADA, “TOTA PULCHRA ES”

Nos falta decir que justo frente a este singular palacio español, hay un signo mariano muy venerado en Roma. Se trata de la famosa Columna de la Inmaculada Concepción, erigida en recuerdo de la solemne definición del Dogma de la Inmaculada, proclamado ex cathedra por el papa Pío IX, Ferretti, el 8 de septiembre de 1854. Recordemos que España fue siempre, durante muchos siglos, una tenaz defensora de este dogma. Esta columna, de origen romano, hecha de mármol verdoso de Cipollino (que puede provenir tanto de Grecia como de los Alpes italianos), de casi 12 m de altura, fue hallada en unas excavaciones realizadas en 1778 en Campo de Marte (Campo Marzio); está situada a un lado de la Plaza de España, en la adyacente Plaza Mignanelli, frente a la embajada española en Roma. El proyecto de este monolito se debe al arquitecto municipal de Roma, Luigi Poletti, y fue inaugurado el 8 de diciembre de 1857, gracias al concurso de 220 operarios, muchos de ellos bomberos. La estatua en bronce de la Virgen María que corona esta columna es obra del buen escultor modenés (de Módena, Emilia-Romaña) Giuseppe Obici.

 

UN DOGMA ESPERADO DURANTE SIGLOS

El dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado en 1854 por el Papa Pío IX con la “Constitución Apostólica Ineffabilis Deus”, según la cual la Virgen es el único ser humano que nació sin el pecado original. “Así, ella, siempre absolutamente libre de toda mancha de pecado, toda bella y perfecta, poseyó tal plenitud de inocencia y de santidad que, después de la de Dios, no se puede concebir una mayor, y fuera de Dios, ninguna mente puede alcanzar y comprender su profundidad” (Const. Ap. Ineffabilis Deus).

 

Ximo Company. Delegación de Patrimonio Artístico

 

Foto: Al fondo, “Palacio de la Embajada Española ante la Santa Sede”, Roma, obra de Francesco Borromini (s. XVII) y otros. En primer plano, “Base de la Columna de la Inmaculada Concepción”, erigida en recuerdo del dogma de la Inmaculada, proclamado por el papa Pío IX, el 8 de septiembre de 1854. Hay cuatro estatuas que representan a los cuatro profetas que se refirieron a la Inmaculada Concepción: Moisés, el rey David, Ezequiel e Isaías.